" La vida, es eso que sucede mientras andas pendiente de tu smartphone "

Timoteo Bofarull

jueves, 6 de septiembre de 2012

EL RETORNO DE LOS BRUJOS



Fué una mañana del mes de Julio. Estaba dentro del coche, realizando mi trabajo cerca de la estación del FFCC de Hospitalet. Estaba realizando una vigilancia a unos de esos "angelitos" que suelo controlar, cámara con teleobjetivo de 500 m/m en mano. Llevaba un par de horas allí, inmóvil y muerto de aburrimiento, espantando cada cierto tiempo a la vigilante de la área azul. Mi "pajaro" se retrasaba, aunque su contacto también estaba `por allí, vigilando el acceso de la estación desde una cafetería cercana.

Un ruido me sacó de mi concentración en la vigilancia. Un "moreno", un africano de buena talla y atlético había deslizado una octavilla bajo una de las escobillas del parabrisas. Lo seguí con la mirada, mientras el iba colocando aquellos papelitos en los parabrisas de la fila de coches aparcados. Unos segundos mas tarde, apareció el "elemento" a quien estaba esperando, y se reunió con su contacto frente a la estación. Enfoqué y disparé la cámara a ráfagas.

Aquellos dos, echaron a andar por la rambla frente a la estación, así que guardé la cámara y el monstruoso objetivo en el maletero del coche, y asegurándome de llevar la otra cámara compacta en el bolsillo, arranqué a caminar tras ellos, a seguirlos a una distancia prudencial.

Cuando una hora mas tarde regresé a buscar el coche, en el parabrisas seguía la octavilla que había dejado el "moreno", junto con una multa, una "receta" que la estúpida vigilante de la zona azul había redactado aprovechando mi ausencia, a pesar de haberle mostrado mi credencial antes un par de veces.

Me introduzco los dos papeles en el bolsillo. Trabajo vano el de aquella mujer, haré llegar la multa a los servicios jurídicos de la "empresa", y al día siguiente estará anulada. Hay gente que se toma su trabajo al pié de la letra, sin reflexionar.

Al dia siguiente, al buscar la multa para escanearla, reparo en la pequeña octavilla del "moreno".
Leo el texto, y, ¡¡ coño !!, este tipo, mas que un vidente, es como una navaja suiza, ¡¡ sirve para todo !!. 

La variedad de aplicaciones de sus "artes mágicas ", me asombra. Igual te arregla los problemas sentimentales, que te consigue un trabajo. O te ayuda a ganar un juicio, aunque seas un delincuente con una ficha policial tan abultada como la guía telefónica.

A la vuelta de las vacaciones, aparco el coche un par de horas en el barrio del "nene", Rodrigo. Es uno de esos raros días en que me puedo dar el lujo de compartir con el el almuerzo del mediodía.

Sobre la cuatro de la tarde, salgo para regresar a las oficinas, me espera una tarde de trabajo burocrático, completar un expediente para el juzgado tras unas detenciones efectuadas por la policía judicial ayer por indicación de la "empresa". Antes de enviar a nadie a la cárcel, hay que demostrar con copia por triplicado que realmente es un indeseable. Y deseemos que sea así siempre

Cuando llego hasta el coche, observo que en el parabrisas, ha vuelto a aparecer la misma octavilla del "Maestro Soriba", proponiéndome resolver mis problemas, sean cuales sean, a cambio de unos pocos eurillos.

Dos meses mas tarde, el "moreno" sigue repartiendo publicidad.  Y esto quiere decir que al "Maestro" le funciona el consultorio. Echo un vistazo a través de los buscadores de Internet. Nada, ni rastro del "Maestro". Pero estos días, después de pasar tantas horas esperando en el coche, con la radio sintonizada en alguna emisora comercial de alcance nacional, he escuchado varias cuñas publicitarias de alguno-as adivinos-nas, tarotistas y otros videntes en general.

Rodrigo, el "nene", tiene por ahí, en un rincón de su biblioteca una obra que recomiendo : "El retorno de los brujos", de Louis Pauwels y Jacques Bergier. El libro se editó hace décadas, pero aún se puede localizar en los rastrillos de libros de segunda mano, y en los libreros de viejo que aún subsisten por nuestra geografía. En su momento, fué todo un "best seller" en la peor acepción  de la expresión.

¡¡  Ojo  !!, lo que recomiendo, es hacer una lectura crítica del librejo de marras, cargada de escepticismo. Pero el título, me viene como anillo al dedo para este "post".

Los que estáis al tanto de mi vida y andanzas, sabéis que he tenido un buen maestro en las "artes oscuras" : Beleth, quien durante una buena temporada, fue como mi sombra. Y aún me visita de vez en cuando, aunque Beleth ya no es lo que había sido desde el origen de los tiempos, pero eso es ya otra historia.

Lo poco que puedo saber de las fuerzas oscuras, es que sencillamente, están fuera del control humano. Existen muy pocos "videntes" puros, y los pocos que hay, no hacen ningún alarde de ese "don". Mas bien, viven atormentados por él. ¿ O no estaríais atormentados si conocieseis vuestro futuro, vuestro destino y el de las personas amadas que os rodean ?. Y mucho menos, se publicitan  para cobrar por sus servicios.

Esto me hace reflexionar  en la necesidad del ser humano en creer que hay algo mas allá que trasciende su comprensión. En creer que la vida y el destino, están predeterminados de alguna manera, de que existe alguna clave que es posible descifrar e interpretar.

Hemos dejado vacías las iglesias, después de llenarlas cada domingo durante generaciones. Hemos dejado de creer en Dios, y a la vista de la dejadez y degeneración que invade a la iglesia de Roma, es algo comprensible. 

Asistíamos a las misas, por fe o por temor. Ya nadie nos obliga a asistir a ellas, y la fe, la hemos perdido casi totalmente gracias al comportamiento hipócrita de los que dicen ser los sucesores de San Pedro.

Pero procuramos llenar ese vacío buscando otras creencias alternativas, meros sucedáneos que tampoco analizamos en profundidad y con lógica.

Pero si algo me ha enseñado Beleth, aparte de que existe el infierno, es que nosotros somos los amos de nuestras vidas. De que la lucha entre el bien y el mal, no depende de los ángeles y los demonios, sino de nosotros mismos. De que el equilibrio entre los dos principios eternos, depende de los seres humanos.

Amigos míos, cuando nuestros antepasados comieron los frutos del árbol del bien y el mal, se convirtieron en mortales, pero también asumieron el control de su propio destino.

Así que cuando alguien trate de convenceros de que puede ver vuestro futuro, preguntadle porqué demonios no adivina el premio gordo de alguna lotería, y se retira con la fortuna que podría ganar.

Os dejo, oigo llegar a Rodrigo, el "nene", y puedo adivinar que me invitará a una cerveza. O quizás no, y me toca pagar la ronda a mí. Vete a saber. 



Somos los capitanes de nuestro corazón, somos los amos de nuestro destino, que no está escrito en ningún lugár.